La importancia del efecto invernadero en la fabricación de nuevos vehículos.
Todos sabemos que el famoso calentamiento global o, lo que es lo mismo, el llamado efecto invernadero es la consecuencia de un calentamiento anormal debido a la consecuente suma de dióxido de carbono (CO₂) en la atmósfera. El CO₂ es un componente natural e inocuo que se crea a través de la combustión de cualquier combustible fósil como por ejemplo la madera, el carbón o el petróleo. La industria y el número cada vez más elevado de vehículos en funcionamiento son los mayores responsables para que se vayan acumulando más y más partículas de CO₂ en nuestro planeta.
El efecto invernadero se debe a que parte de la radiación solar que debería salir de nuevo al espacio no lo hace, más bien retorna de nuevo porque no filtra en la capa externa de la Tierra. Este efecto eleva la temperatura del planeta por la acumulación de los rayos ultravioletas en la superficie terrestre modificando el clima en todo el globo.
La atmósfera posee múltiples gases que impiden que los rayos del Sol de retorno puedan filtrarse por la capa externa. Este grupo de gases se denomina gases de invernadero y están compuestos por un 56,8 % de dióxido de carbono (CO₂) junto con un 16,2 % de metano (CH₄), un 9,4 % de dióxido nitroso (N₂O), un 8 % de ozono (O₃), un 7,3 % de hidrocarburo clorofluorado (HCFC), un 2 % de agua (H₂O) y por último un 0,3 % de hexafluoruro de azufre (SF₆).
En las emisiones que se reproducen en las combustiones fósiles se pueden encontrar también otros contaminantes tóxicos como el monóxido de carbono (CO), los hidrocarburos (CH) y los óxidos nitrosos (NOx). La diferencia entre estos gases y los descritos anteriormente es que estos son sistemáticamente tóxicos para el hombre. Debido a la mezcla que se introduce dentro de las cámaras de combustión pueden crearse la suma de unos u otros gases en cantidades diferentes. El consumo de combustible es muy importante en estos casos ya que si existe un consumo menor de combustible existirá también una emisión inferior de CO₂ y en contrapartida con la introducción de las mezclas estratificadas en los sistemas de inyección directa de gasolina existe una acumulación excesiva de óxido nitroso (NOx).
Por todo esto las normas anticontaminación cada vez son más exigentes con los fabricantes de vehículos.
Podemos ver en la tabla la diferencia de porcentaje admitido en monóxido de carbono (CO), sobretodo en motores diesel, desde el año 1992 en la normativa EURO I hasta la actual del año 2014. Para poder reducir la emisión de estos gases se han tenido que fabricar motores más pequeños y más eficientes. El problema es que los motores tienen que soportar mayores vibraciones al ser más ligeros y proponer alternativas de turbo compresión menos pesada y en algunos casos un control más exacto de la mezcla de combustible. No con esto han solucionado el problema, ya que la emisión de gases sigue superando la normativa a menos que no se introduzca un sistema de recirculación de gases de escape (EGR) para volver a aprovechar los gases de la emisión volviéndolos a introducir en los cilindros por la admisión, de esta forma se reduce la extracción de gases al escape, pero tampoco es suficiente porqué los gases recirculados no se pueden eliminar en el proceso de combustión
y es necesario volver a utilizar un sistema que los elimine por completo o al menos en una cantidad aceptada, para este fin existen los famosos filtros de partículas y los filtros de NOx que se ocupan de quemar durante un proceso correcto de tiempo y una temperatura elevada los gases de escape contaminantes, por este motivo los tubos de escape son cada vez más costosos, más prolongados, más sofisticados y tienen más componentes.
