Se define como punto ciego, la zona lateral del vehículo donde el conductor no tiene visión ni a través de los espejos retrovisores exteriores, ni con el espejo interior. Esto supone que en el momento de cambiar de carril o realizar alguna otra maniobra no es posible detectar la presencia de vehículos, pudiéndose provocar una colisión. Esta zona es diferente en cada vehículo, depende básicamente de la colocación y tamaño de los espejos retrovisores.
En el caso de que el conductor accione el intermitente para realizar una maniobra de cambio de carril o dirección y el sistema detecta un vehículo en la zona del punto ciego, se encenderá un dispositivo luminoso ubicado en la parte interior de la puerta (a la altura del retrovisor) o bien en el propio espejo del retrovisor.
En la oscuridad, las cámaras reaccionan a la luz de los faros de los vehículos, pudiendo funcionar con total normalidad, sin embargo, el sistema no puede detectar vehículos que circulen de noche con las luces apagadas. El sistema también reacciona si se adelanta a otro vehículo con una diferencia de velocidad de más de 10km/h con el fin de que la vuelta al carril sea segura y no se tropiece con el vehículo adelantado.
Algunas condiciones meteorológicas como reflejos de una calzada mojada, Sol bajo en el horizonte que brilla en la cámara y la propia sombra del vehículo pueden provocar falsas advertencias. Existe una versión más evolucionada que sustituye las cámaras de los espejos retrovisores exteriores por sensores de tipo RADAR ubicados bajo las punteras del parachoques trasero. La principal ventaja es que el RADAR no se ve alterado por los reflejos del Sol ni las luces de otros vehículos.
