Si en un punto concreto de una instalación eléctrica se produce un cortocircuito, la corriente pasará directamente desde el borne positivo al negativo de la batería sin que se produzca ninguna diferencia de potencial (pues no hay elementos resistivos por medio), lo que provocará que circule una intensidad de corriente tan elevada que terminará provocando un sobrecalentamiento tan intenso en el cable, que acabará quemándose.
Para evitar situaciones como las que acabamos de describir en el párrafo anterior se utilizan los fusibles. Los fusibles son elementos de protección en circuitos eléctricos y electrónicos del automóvil constituidos por un hilo de aleación de plomo y estaño calibrado para fundirse al ser atravesado por un determinado valor de corriente.
Los fusibles se conectan en serie con el circuito eléctrico que protegen. Al producirse un cortocircuito la elevada intensidad de corriente que circula por el mismo provoca un fuerte incremento de la temperatura en el tramo del circuito afectado, que ocasiona que el fusible se funda. De este modo deja de circular corriente por el circuito y el sistema queda fuera de todo riesgo.
Los fusibles se agrupan en cajas de fusibles que pueden contener también otros elementos de control tales como relés y que por norma general suelen estar situados en el compartimento motor (cerca de la batería) y en el habitáculo de pasajeros (en la parte baja del salpicadero).
Los más utilizados actualmente son los fusibles de clavija, este tipo de fusibles se fabrican de plástico transparente al objeto de facilitar su comprobación visual, y sus diferentes colores nos indican la intensidad máxima para la que están calibrados, no obstante, suelen tener grabada dicha intensidad en su canto superior.
Es muy importante que al sustituir un fusible fundido, el nuevo debe ser del mismo valor para evitar posibles problemas.
A continuación se muestran los distintos fusibles de clavija básicos utilizados en el automóvil, así como el color asociado a cada amperaje:
