El desarrollo del sistema de encendido supuso uno de los mayores desafíos y quebraderos de cabeza para los constructores de automóviles desde el mismo momento de su creación, según expresó el propio Karl Benz, que lo definió como «el problema de los problemas».
La combustión controlada de ciertas sustancias (combustibles) mezcladas con aire (comburente) mediante una chispa en un cilindro estanco se atribuye a Alessandro Volta en el 1770, año en que construyó una pistola de tapones de corcho basada en la combustión de una mezcla de hidrógeno y aire desencadenada por una chispa eléctrica.
Nikolaus Otto y Gotlieb Daimler sin ir más lejos, confiaron la ignición de la mezcla a sistemas de antorcha o tubo incandescente en sus primeros motores.
Su funcionamiento se basaba en comunicar en el momento preciso la cámara de combustión con una zona que se mantenía constantemente a muy alta temperatura o en combustión, mediante lumbreras o válvulas accionadas por levas. La puesta en marcha del motor requería por lo tanto de un calentamiento previo del dispositivo de encendido, que debía ser prendido por el conductor desde el exterior.
El primer sistema de inicio controlado de la combustión eléctrico para un motor de combustible líquido no estacionario se debe al inventor Siegfried Samuel Marcus, que ideó, fabricó y montó un motor vertical monocilíndrico sobre un carro sin asientos, dirección ni frenos en el año 1864. Mecánicamente su motor difiere del sistema Otto en lo referente a la transformación del movimiento lineal en circular, el método de encendido y el sistema de alimentación. Patentó su «encendido por magneto» en 1883, artefacto que se considera derivado del detonador de explosivos de su propia creación.
Su » carro sin caballos» debe reconocerse también como el primer vehículo auto-móvil, capaz de moverse sin intervención de fuerza ajena.
Más interesado en la investigación que en la comercialización de sus creaciones, sus esfuerzos posteriores se centraron en la creación de un vehículo completo, proyecto que culminó en 1875. Sus numerosas patentes le reportaban el capital suficiente para financiar sus investigaciones por lo cual su figura fue poco conocida por mantenerse alejado de la producción y comercialización. Muchas de sus creaciones se atribuyen erróneamente o por cuestiones histórico-políticas (antisemitismo) a otras figuras coetáneas de mayor proyección comercial.
El encendido por magneto sería después perfeccionado y popularizado por Robert Bosch, por aquel entonces dedicado a la fabricación de aparatos de medida y diversos mecanismos eléctricos. Por encargo de Schmehl&Hespelt, Robert Bosch se dedicó a estudiar y fabricar su primer sistema de encendido por magneto entre 1887 y 1888. Para ello se basó en los sistemas de armadura oscilante utilizados por Deutz en sus motores estacionarios. La disposición en U de los imanes junto a la gran calidad de los materiales y su mecanizado mejoraron notablemente el rendimiento del sistema.
